Un estudio liderado por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) ha demostrado que las políticas que potencian el transporte activo en las ciudades, como ir en bicicleta o caminando, tiene beneficios para la salud e incluso puede reducir el número de muertes.
Así se desprende de los resultados de un estudio publicado en la revista 'PLoS One' que buscaba evaluar los posibles riesgos y beneficios para la salud de la promoción del transporte activo para ir al trabajo entre personas de 16 a 64 años en seis ciudades europeas: Barcelona, Basilea (Suiza), Copenhague (Dinamarca), París (Francia), Praga (República Checa) y Varsovia (Polonia).
Los investigadores se centraron en el fomento de la bicicleta e ir caminando a los sitios, y se caminar más. Y lo que se estimó fue la mortalidad por cualquier causa relacionada con los cambios en el nivel de actividad física, la exposición a la contaminación atmosférica por material particulado fino con un diámetro inferior a las 2,5 micras, así como las muertes de tráfico.
Ambos escenarios analizados produjeron beneficios para la salud en las seis ciudades. Los investigadores hallaron que un aumento del uso de la bicicleta de un 35% de todos los viajes (como en Copenhague) producía los beneficios más altos entre los diferentes escenarios analizados en Varsovia, con una media de 113 muertes anuales evitadas, 61 en Praga, 37 en Barcelona y París y unas 5 en Basilea.
Y un aumento en viajes a pie al 50% en todos los viajes (como en París) dio como resultado 19 muertes de media evitadas anualmente en Varsovia, 11 en Praga, 6 en Basilea, 3 en Copenhague y Barcelona.
"Los escenarios estudiados también mostraron una reducción en las emisiones de dióxido de carbono en las seis ciudades de 1.139 a 26.423 toneladas por año", ha explicado David Rojas, investigador de CREAL e ISGlobal y primer autor de este estudio.
Aunque estos resultados muestran como las políticas para promover el transporte activo puede producir beneficios para la salud, éstas dependen de las características actuales de las ciudades.
Por ello, el aumento de la colaboración entre los diferentes profesionales de la salud, los especialistas en transporte y los planificadores urbanos ayudará a introducir la perspectiva de la salud en las políticas de transporte y promover el transporte activo.
"Estas políticas producirán mayores beneficios para la salud cuando se centran en la población más sedentaria o en los modos de transporte más sedentarios. Es decir, los automóviles", ha defendido Mark Nieuwenhuijsen, coordinador del estudio.
Además, los autores aseguran que la mejora de la calidad del aire junto a la implementación de una política de transporte activo también reducirá los riesgos para los ciclistas y peatones, así como para todos los demás ciudadanos. Según los investigadores estas características deben ser tomadas en cuenta por los creadores de políticas, ONGs, ciudadanos y los evaluadores de riesgos en la elaboración de políticas.
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